Conferencias bimensuales del CITOP

 

 

La tarde era distinta, en esta ocasión un Martes en vez de un Jueves.
El equipo directivo decide volver a jugársela, optando por a pesar de tener que hacer un cambio en las agendas, realizar esta última conferencia antes del verano, para todos los malagueños interesados por las diferentes vicisitudes por las que ha transitado el río Guadalmedina en la historia de la Ciudad.
Y la expectativa fue cubierta en su máximo esplendor y generosidad de los asistentes.

Una llamada a la acción y comprensión, pedía ayer el Ingeniero Técnico Industrial D. Manuel Olmedo Checa, quien ha participado en estudios y proyectos singulares como el Saneamiento Integral del río Guadalmedina, parques Periurbanos, Túnel de la Alcazaba o Funicular de Gibralfaro, entre otros muchos proyectos desarrollados por el Ayuntamiento de Málaga en la década de los 80, 90 y primeros años del 2000.

La problemática de este río, surge desde el año 1881 cuando se desborda, 4 años después de la redacción por D. Jose María de Sancha del proyecto para el desvío del mismo desde la venta Coche hacia el Peñon del Cuervo.
En el transcurso de estos años, la ciudad malagueña ha vivido similares desgracias de desbordamiento e inundaciones, que han provocado muertes y catastrofes en la ciudad de magnitudes importantísimas.
La última gran inundación de la ciudad ocurrió el 14 de noviembre de 1989, cuando una tromba de agua sorprendió a sus habitantes dejando un panorama desolador y unas vivencias que siguen presentes en el recuerdo colectivo.
La tromba de agua descargó 150 litros por m2 en hora y media, lo que produzco un colapso de los arroyos que desembocan en el Guadamedina.

Proyectos en el limbo decía Olmedo, que con delicadeza y esmero, dedica su tiempo en soluciones para esta problemática actual del río.

Una de las posibles soluciones aportadas por Olmedo, es la construcción de un
gran aliviadero circular en el vaso de la presa conectado a un túnel subterráneo por debajo del lecho del rio hasta su desembocadura en el mar, capaz de evacuar 350 m3/segundo y dejar el cauce del río para canalizar el agua de los arroyos que en el desembocan, eliminando el riesgo de desbordamiento de los arroyos y del propio río Guadalmedina.